A finales del mes de enero, a pocos días de diferencia, representantes de las dos primeras superpotencias mundiales realizaron una extensa visita al continente africano.
En un telón de fondo de lucha por la influencia donde varios actores desean ser protagonistas.
La visita china
Como cada año recientemente, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, realizó su primer viaje del año a África, del 13 al 18 de enero. Estas visitas anuales se llevan a cabo cada mes de enero desde 1991.
El ministro visitó Egipto, Túnez, Togo y Costa de Marfil.
Esta visita proporciona algunas señales fuertes:
El carácter político de la visita, ya que China necesita cada vez más los votos de los más de cincuenta países africanos en los foros internacionales, al mismo tiempo que se encuentra en medio de un enfrentamiento estratégico con el mundo occidental sobre todos los asuntos, incluido, más recientemente, Taiwán.
El carácter económico, con un crecimiento del 5.3% en 2023 y un pronóstico del 5% en 2024, está claro que el comercio exterior ya no es el impulsor principal del crecimiento del país. La guerra comercial en curso y los próximos contornos que tomará en el futuro (y en este sentido, las elecciones estadounidenses no cambiarán nada porque los dos candidatos están alineados en esta posición) no permiten pensar en un escenario favorable. Por lo tanto, China está tratando de "dar un nuevo impulso" a la niña mimada del presidente Xi Jinping, las "Nuevas Rutas de la Seda", de las cuales África es una pieza clave a pesar de su aún pequeña dimensión comercial. Para ello, China necesita encontrar formas de resolver la crisis de la deuda a la que su estrategia pasada ha llevado a muchos países africanos, que comienzan a dudar de esta asociación. Los préstamos chinos están en caída libre por razones claramente relacionadas con la insostenibilidad del modelo anterior: financiamiento a través de préstamos bancarios, incluso a tasas reducidas, en lugar de inversiones directas y préstamos con cláusulas de reembolso elevadas con garantías políticamente sensibles, como minas, tierras agrícolas o instalaciones portuarias.
Los países africanos generalmente están muy endeudados y la cuestión china se ha vuelto políticamente sensible en muchos países: la imagen de China entre la población es bastante buena al principio, luego se deteriora a medida que su presencia se vuelve cada vez más visible, hasta volverse negativa a partir de un cierto umbral, claramente el de la superdeuda. La cuestión para China, por lo tanto, es su capacidad para encontrar un modelo alternativo al anterior y desbloquear la crisis de la superdeuda.
La elección de los cuatro países visitados, dos países árabes y dos países subsaharianos, tiene motivos geopolíticos más grandes que los dos objetivos mencionados.
El primer país, Egipto, acaba de unirse a los BRICS, pero sigue siendo un socio fundamental de Estados Unidos. Sus necesidades de inversión son considerables y el ministro no llega con las manos vacías, especialmente para la construcción del proyecto de la nueva capital "Ciudad Sissi", y su costo faraónico de 60 mil millones de dólares.
Túnez vive una situación distinta pero atraviesa momentos difíciles con un presidente autoritario y Beijing le gustaría convertirla en un ancla mediterránea y un puerto para sus Rutas de la Seda que enfrentan a Europa.
Por último, no pasará desapercibido para nadie que los dos países subsaharianos son francófonos y son grandes centros de África Occidental en términos políticos, portuarios y diplomáticos, en particular Costa de Marfil que está en vísperas de elecciones.
EL DESAFÍO
Los países africanos están lejos de dar la espalda a China, que aún ofrece muchos productos o equipos mucho más baratos que los competidores occidentales y muy populares a diferencia de lo que a veces leemos, los países africanos también adoptarán gradualmente una postura sutil de doble juego, como lo hace India con Occidente: presentándose como un gran amigo de China, pero conteniendo, sin embargo, sus ambiciones en beneficio de la diplomacia multipolar y las relaciones económicas.
Por parte china, será necesario aprender a lidiar con la preocupación por la independencia de los países africanos. La diplomacia china, aunque no muy comunicativa, tiene la reputación de no dejar nada al azar.
La visita de los Estados Unidos
El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, realizó un viaje de una semana por la costa oeste de África. El objetivo del viaje es contrarrestar la creciente influencia de China y Rusia en el continente. Después de una rápida escala en Cabo Verde, se espera que llegue a Costa de Marfil, Nigeria y Angola.
Esta es su primera visita a África subsahariana en diez meses, en un momento en que la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás dominan el escenario internacional. El presidente, Joe Biden, había prometido visitar África en 2023, pero hasta ahora no lo ha cumplido.
Desde la última visita de Antony Blinken en marzo de 2023, el panorama político ha evolucionado un poco. En ese momento, fue al Níger para apoyar al presidente electo Mohamed Bazoum, país donde Estados Unidos tiene más de mil soldados y bases de drones para luchar contra los yihadistas. Cuatro meses después, Bazoum fue derrocado y el nuevo régimen buscó diversificar sus socios: los soldados franceses salieron del país y su base militar fue cerrada, mientras que se fortalecieron los lazos con Moscú.
Rusia ha aumentado su influencia en varios países africanos de habla francesa en los últimos años, con la presencia del grupo paramilitar Wagner en la República Centroafricana, Mali y Sudán. También mantiene relaciones privilegiadas con Burkina Faso a través de entrenamientos y venta de material militar (principalmente drones).
La situación de seguridad en el Sahel sigue siendo preocupante con la presencia de grupos yihadistas vinculados a Al-Qaeda o al Estado Islámico que realizan ataques sangrientos en Mali, Burkina y Níger, tres países actualmente liderados por juntas militares que llegaron al poder mediante golpes de estado en los últimos tres años.
En Níger, los estadounidenses mantienen por ahora su base y sus soldados, pero Washington está considerando otras opciones, especialmente en los países costeros más estables. "Se están estudiando varios lugares" para una base de drones, según palabras del General James Hecker, comandante de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para Europa y África.
Con esta visita, Blinken pretende ayudar a los países "en todas las áreas a fortalecer sus sociedades y combatir la expansión de la amenaza terrorista que observamos en el Sahel", como ya había mencionado Molly Phee, subsecretaria de Estado para África, durante su presencia en Níger en diciembre de 2023.
Blinken, que habla francés con fluidez, visitó Costa de Marfil y aprovechó para saludar la consolidación del país por parte del Presidente Ouattara desde su llegada al poder en 2011.
El país ha recuperado una relativa estabilidad después de una grave crisis postelectoral en 2010-2011 que dejó más de 3.000 muertos. El país comparte frontera con Mali y Burkina y hasta ahora ha logrado contener la amenaza yihadista. El último incidente relacionado con estos grupos armados se remonta a principios de 2021. Según un estudio del Grupo Internacional de Crisis (ICG), el enfoque del gobierno de Ouattara basado tanto en una respuesta militar como en el desarrollo económico en las áreas en cuestión, especialmente para los jóvenes, está dando resultados.
CONSOLIDACIÓN REGIONAL?
La administración Biden anunció el año pasado un plan de diez años para fomentar la estabilidad y evitar conflictos en Benín, Ghana, Guinea, Costa de Marfil y Togo, países costeros que están en la mira de grupos yihadistas (y de los intereses chinos). Este plan, que fomenta principalmente una respuesta social, es claramente diferente del enfoque anterior que se centraba casi exclusivamente en cuestiones de seguridad.
Como ejemplo, durante su paso por Cabo Verde, un país socio de los Estados Unidos y de habla portuguesa con medio millón de habitantes, Antony Blinken confirmó la donación de alrededor de 150 millones de dólares a través de dos programas, incluida la expansión del puerto en la capital Praia, la mejora de las carreteras y del sistema de distribución de agua potable.
La India
La India está cada vez más presente en el continente africano, siendo hoy su segundo mayor socio comercial, y quiere presentarse como una posible alternativa a China. Aunque aún no se presenta realmente como una alternativa a China porque sabe que no tiene esa capacidad desde el punto de vista político o económico. Pero de hecho, ya es su segundo mayor socio comercial (si no consideramos a la Unión Europea como una entidad única).
De esta manera, ofrece a África cierta libertad de elección, especialmente con equipos y productos chinos que a veces son más baratos pero de baja calidad y no adaptados a las necesidades de África.
Podemos citar como ejemplo las bombas de agua pequeñas, muy resistentes y fáciles de reparar, los taxis de tres ruedas llamados Rickshaw o Bajaj, nombre de la empresa india que fue la primera en exportarlos a África y que se pueden encontrar en todo el camino hacia el interior de Tanzania, o incluso el modelo de banca móvil que fue originalmente concebido en India y que es un gran éxito en el continente africano.
Desde la perspectiva india, hay una convergencia entre negocios y diplomacia. África es un verdadero mercado para los productos indios de tecnología intermedia, no adaptados a los mercados de los países desarrollados y geográficamente ubicados frente a las costas indias y, por lo tanto, con costos de transporte reducidos. Para la diplomacia india, esto es un contrapeso esencial al poder chino y los países africanos piensan lo mismo.
La India sueña con ser líder del Sur global, un poco como lo pensó durante algún tiempo con el Movimiento de Países No Alineados, que celebró su 19ª Cumbre en Kampala, con 120 países.
El Sur Global está comprometido en preservar el carácter global de esta reorganización del Sur frente al mundo occidental. Por otro lado, es innegable que India ahora está proporcionando los medios para fortalecer su presencia multidimensional en África, incluida la presencia militar, ya que es el primer contingente extranjero en las fuerzas multinacionales destacadas en el continente. Y esto va precisamente en línea con la solicitud de los países africanos de mantener el espectro más amplio posible de sus asociaciones con las grandes potencias.
Por lo tanto, tres potencias de hoy y de mañana están fortaleciendo sus posiciones en un contexto en el que Rusia tiene un escenario muy favorable en el continente debido a su crítica al modelo occidental (basta con ver los votos sobre la guerra en Ucrania en las Naciones Unidas), pero también por el apoyo brindado en momentos de crisis inflacionaria que afectó a todo el mundo (donación de miles de toneladas de trigo para Malí, Níger y otros); y sobre todo donde Francia, una pieza fundamental en el oeste del continente, está perdiendo, por no decir que ha perdido, de manera definitiva su influencia.
La naturaleza aborrece el vacío, en las relaciones internacionales es igual, quien pierde espacio, lo abre para otro.
Marco Alves, Máster en Ciencias Políticas por la Universidad de París Oeste Nanterre (anteriormente París X), en Derecho Internacional y Europeo por la Universidad Grenoble Alpes (anteriormente Grenoble II Pierre Mendes France) y en Relaciones y Negocios Internacionales por el ILERI (Instituto de Relaciones Internacionales de París).
Ha trabajado en 28 países, incluyendo Brasil, donde trabajó durante 10 años, incluso para el Gobierno del Estado de Pernambuco.
Ha trabajado para ONGs en el continente africano como especialista en la recuperación económica en zonas post-conflicto.
Actualmente es director de una consultora internacional especializada en ciencias y ingeniería social con intervención en Burkina Faso, Costa de Marfil, Malí y Níger.
Consultor en inteligencia estratégica y gestión de riesgos para el sector empresarial.
Corresponsal para Francia y Europa para la radio CBN Recife.
Emprendedor social, conferenciante y mentor para la organización internacional Make Sense.
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